El valor de la identidad visual

 

En los primeros pasos de emprender se suele pensar en cómo lucirá la marca.

Desafortunadamente este esfuerzo inicial puede resultar en una imagen amateur, o incluso una imagen profesional sin un sistema de identidad completo, esto deja por fuera muchos beneficios.

Los clientes hacen suposiciones sobre el aspecto de la empresa, mientras más descuidada sea, generará menor confianza.

Un producto con un mal logo/empaque no es muy confiable. Una mejora de apariencia podría significar subir el nivel y escalar el negocio.

Una marca debe construir una identidad simple, reconocible, atemporal y conectada con su esencia. Una imagen adecuada aporta al negocio valor a corto y largo plazo.

A CORTO PLAZO

1. Coherencia

Un sistema de identidad da claridad para mantener coherencia en todos los puntos de contacto de la marca. Cada vez que se diseñe una pieza de comunicación, no hay improvisación, simplemente se siguen los lineamientos establecidos acelerando el despliegue de mensajes y asegurando que todo lleve elementos propios. La identidad visual da valor inmediato al mantener la imagen organizada y profesional.

2. Impresión precisa

Sí lucimos corporativos y profesionales pero las interacciones son desorganizadas, los clientes tendrán una experiencia discordante y negativa, reduciendo la posibilidad de repetir ventas.

Tener una identidad visual que refleje con precisión los valores de una marca aportará valor inmediato a la empresa.

Hay dos grandes razones por las que invertir en identidad ahora puede brindar un valor continuo en el futuro.

A LARGO PLAZO

1. Reconocimiento

Construir y reforzar la promesa de marca a los consumidores una y otra vez hasta que sea fácilmente reconocible debe abarcar toda la estrategia. Pero tener una identidad visual hace que la empresa sea más fácil de reconocer.

Con el tiempo, la identidad visual también ayuda a generar lealtad a la marca. Si aseguramos su refuerzo, el consumidor asociará la empresa con sus elementos visuales llegando inclusive a apropiarse de esos símbolos.

2. Evita cambios de marca continuos

Cuando no invertimos adecuadamente en un sistema de identidad visual, podemos enfrentarnos a un ciclo de cambios de marca con improvisaciones que podrían confundir. Invertir en una identidad visual que capture con precisión y eficacia la marca deseada ahorra dinero y tiempo en el futuro.

Si crees que tu identidad actual, o la falta de una, te está frenando, entonces deberás decidir si estás listo para invertir en cómo se ve la empresa. O tal vez la apariencia no coincida con la persona a la que deseas llegar. Una desconexión con la marca deseada y las imágenes de la empresa pueden ser un obstáculo para crear una audiencia y hacer crecer el negocio.

¿Tu marca está aportando valor?

Anterior
Anterior

El sesgo del anclaje: el poder del precio inicial

Siguiente
Siguiente

¿Qué compran realmente los clientes?